
6:32 AM Gdansk
Empieza un nuevo pero aún oscuro día ...
... Si lo hubiera cronometrado hubiera tardado exactamente 5 minutos y 16 segundos en llegar a la estación central desde el hotel y 14 segundos en subir esas escaleras que conducen al precioso y amplio hall principal de la estación de trenes. Este viaje llevara a cruzar medio país en unas aproximadamente 4 horas y media largas. La respiración y el pulso aún acelerado antes de entrar en el vagón. El momento justo para echar una ultima mirada hacía ese cable encima del tren que se pierde hacia el infinito, donde su vista no puede alcanzar a ver.
Una vez arriba, con la bolsa de viaje entre los pies, se cierran las puertas y este vagón encadenado a los otros se empieza a mover en este entresijo de hierro con más hierro. El estrecho pasadizo le llevara directamente al asiento 3 del compartimento 22B que figura en el billete. Al entrar, aparecen en él un hombre mayor con rostro pálido muy bien vestido y una señora con dos preciosas niñas. Están subidas en los asientos sacando la cabeza por la ventana. En los ojos de esas dos niñas de entre 5 y 7 años brilla el asombro de lo nuevo y la inocencia de su juventud, están mostrando esos primeros rayos de luz cálida que surgen de detrás de aquellas montañas. Mientras, cada uno a lo suyo, el tren se va moviendo lentamente, el hombre sigue leyendo su diario y la madre coge a las dos de la falda con una y otra mano y la expresión fruncida de preocupación y al mismo tiempo de control absoluto. Mientras, todos esos rayos se dirigen al compartimento y van inundando todo el espacio haciendo de este un instante sagrado.
Ahora mismo, absorto por esta simple vivencia, no sabría ni podría recordar a lo que vino ni que hace ahí. Por un momento se va todo recuerdo, pensamiento o conocimiento relacionado con algo. Solo y simplemente esta aquí, y eso es mucho más que suficiente. Se adivina una sonrisa en su cara aunque él no podrá jamás llegar a verla, mientras el cuerpo va haciendo lo suyo, vibra con todo el movimiento del tren.
De entre todas esas sensaciones y percepciones, surge también un pensamiento fugaz con un cierto sentido abstracto que en ese momento no alcanza a entender. Le dice algo así como que no hay un final al recorrido de este viaje y que, si es que este tren llega a parar a su llamada última estación, ya no será la misma persona que subió al tren, ni tampoco habrá llegado a ningún sitio. La idea parece ser romántica, pero es una metáfora demasiado complicada de lo que nunca podrá llegar a comprender. Ha surgido como todos los planes que se hicieron en un principio con respecto al viaje. Todo eso ahora mismo tienen la misma consistencia de esa luz que entra por la ventana, o esos paisajes rápidos que pasan a través de ella, o el pitido del tren que suena ahora mismo. Lo que sucede aquí derrumba cualquier tipo de pensamiento.
Instantes antes de la parada en la siguiente estación, se percata realmente de que tal vez no se dirija hacia ningún lugar. Puede que esté llegando hasta a esa última estación si es que se la puede llamar así, pero ahora puede que lo entienda... Realmente no hay nada más después de ahí. No hay nada más que esto. El pensamiento le dirá que esta subido en el vagón de un tren viajando a través del país, pero no es así esta experiencia presente. Este tren forma parte, está guiado y perfectamente alineado por todos y cada uno de los railes que soportan cada uno de los vagones con todas esas personas y equipajes. La vía es como este presente, por mucho quetodo se mueva en ella, siempre permanece ahí, aquí...
Por una décima de momento siente estremecimiento, terror y ansiedad porque surge el sentimiento de estar perdiendo algo, de donde va a ir, de cómo va a ser todo a partir de ahora... Un siguiente pensamiento le intenta calmar diciendo que esta parada es solo una más entre todas las demás... pero no, ahora solo hay esto, nada más que esto. Enseguida esa calma es más fuerte que todas esas ideas y acaba invadiendo todas y cada una de las sensaciones.
Él sabe que perecerá hoy como todo lo demás, porque ese hoy, el ayer y el mañana se han convertido en ahora. Solo ahora. Así que no se puede llevar nada desde aquí, de la misma manera que no puede atrapar ese paisaje tan bonito, ni la sonrisa de esa niña, ni la sensación confortable del sillón o la textura de su tapicería, ni esa sensación envolvente de paz, ni tan siquiera esa maleta con ropa. Así que no sabe por qué está tan contento...¿Debería estar preocupado? Esa pregunta ya no entra precisamente en los planes de hoy ni de ningún próximo hoy, o tal vez sí pero ya no le importa. Así que, adiós a todo y bienvenido a ningún lugar...
Adiós a lo conocido y pasado, bienvenido a este simple observar la experiencia presente...