#UNA MENTE TRANSPARENTE

Una mente transparente



1.m. transparente (latín)

prefijo trans- (de un lado a otro) 

raíz del verbo -parere (aparecer, 

comparecer, estar al servicio de…)


A veces solo necesitamos algo muy sencillo y ahí radica la dificultad. Buscamos ahí afuera algo auténtico pero solo necesitamos un cambio de perspectiva desde aquí, ajustar nuestra mirada de las cosas, cambiar la orientación de donde ponemos nuestro foco de atención… 




Cuando reflexionamos sobre todos los problemas que nos acompañan a lo largo del día, podemos darnos cuenta cómo observar de manera transparente es la mejor posición que podemos adoptar frente a todo lo que nos va sucediendo. Esa claridad nos va a proporcionar la mejor respuesta para poder organizar o abordar la exigente agenda diaria. 


En un mundo en constante cambio y rodeados de una increíble cantidad de estímulos e información, de tantas opiniones contrapuestas, poder aclarar nuestra mente se hace primordial. Más aún, cuando todo tiende hacia una confusión constante en nuestro entorno, en la mayoría de personas que nos rodean, también sumidos en esa vorágine del hacer más, acumular más, consumir más productos, información, sustancias…Adonde nos lleva todo eso? 


Cualquiera que le interese o reflexione un poco sobre todo esto, puede ver que ese modelo de vida tarde o temprano nos va a llevar al ocaso. Ademas de generar mucha confusión y sufrimiento, nos lleva directamente hacia una inercia repetitiva y mecánica que con el tiempo no podemos ni sabemos cómo controlar. 


Cuando observamos todo ese proceso en nosotros mismos, podemos darnos cuenta cómo está relacionado esa forma de vivir con el aislamiento, la ansiedad o el sufrimiento, del nunca estar contento con dónde estoy, con lo que hago o con lo que tengo.


Poner conciencia en nuestra mente es, primero de todo, como saber diagnosticar una enfermedad antes de ponerse en tratamiento. Discernir que tipo de pensamientos son nocivos y tóxicos para poder apartarlos sistemática o progresivamente, dependiendo de la dificultad del proceso concreto o del aprendizaje natural de cada persona. 


Esa acción de eliminación muchas veces viene de la urgencia de ver cómo nos esta afectando de manera devastadora en el día a día. En ese sentido, poder ver cómo se relacionan cierto tipo de pensamientos con tensiones y contracciones en nuestro cuerpo y a su vez también con los conflictos que tenemos en nuestras actividades cotidianas.


La limitación la creamos nosotros mismos cuando decidimos seguir cierto tipo de pensamientos que no nos aportan nada más que confusión, miedo y angustia. Descartar es el primer paso para empezar a cambiar los hábitos que nos impiden ser nosotros mismos en el día y desarrollarnos plenamente en nuestras relaciones, actividades y trabajos. 


Ser conscientes de todo eso, es serlo también de la oscuridad en forma de depresión, del desánimo general o de la ansiedad.  Es un proceso integral en el que hay que estar dispuesto a no dejar nada sin limpiar. Todo eso evidentemente no nos va a evitar sentir dolor, pero si nos esta mostrando el camino, un camino donde ya estamos buscando soluciones y poniéndonos en acción. 


Solo en el momento que decidimos hacerlo y somos conscientes de todo ello, estamos poniendo luz en lo que ha creado el problema y, de esta manera, redirigimos la atención hacia nuestra mente, una mente que por naturaleza es clara y transparente. Estamos cambiando la inercia hacia donde se dirigen todo ese tipo de pensamientos y nos dirigimos hacia el único lugar donde todo sucede, hacia esta amplitud, espaciosidad y luminosidad del momento presente.


Y cuando entramos en ese proceso de conocernos más a nosotros mismos, desarrollamos una herramienta básica que reside siempre en nuestra interior, la honestidad. Ser sinceros con nosotros mismo es decirnos la verdad en todo momento, con todo aquello que vemos y actuar en consecuencia a pesar de los efectos colaterales que pueda tener en nuestra vida.


Tal y como dice la etimología de la palabra transparente, tenemos que aparecer de vez en cuando por nuestra mente y saber qué ocurre por ahí; comparecer en nuestra experiencia y ser consecuentes con todo lo que ahí sucede; y por ultimo, estar al servicio de la presencia, dirigir nuestra atención hacia eso que nos permite ver claramente los pensamientos que nublan nuestra mente.


Hace falta, por tanto, una aproximación interior, una mente tranquila y un cuerpo calmo. Ese es el terreno donde crece lo nuevo. Y de ahí nace esa mirada cristalina y transparente, inocente, que proviene de observar las cosas de una manera neutra.


Cuando observamos de manera neutra las cosas, las situaciones, las personas que nos rodean, podemos tener más perspectiva. Ya no nos creemos a todos esos pensamientos que interceden en la realidad presente, que juzgan y critican todo el tiempo. Simplemente observamos y atestiguamos. De esta manera, conseguimos parar esa inercia y todo se va relajando…cada vez más y más.


Ahora sí, podemos ser más sensibles a todo lo que nos ocurre.  Una manera de poder abrirnos poco a poco a la perspectiva amplia y espaciosa que nos da la experiencia presente.


Cuando decidimos tomar el camino de ver las cosas tal y como son, de mostrarnos tal y como somos, descubrimos tarde o temprano que hay algo que siempre nos acompaña, una presencia que nos invita a sacar todo a a luz, que nos proporciona calma y nos ayuda a liberarnos de toda el sufrimiento que nos puede haber acompañado durante mucho tiempo. 


En ese proceso, la claridad en nuestra mente se va mostrando de una manera más frecuente en nuestra percepción directa de los sentidos, en más espacio entre pensamientos, en más obertura en nuestras acciones y relaciones… 


Todo ello mediante una observación despierta.


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