#ESCAPE

1.m. Salida o solución para 

un problema o una situación 

complicada, escapatoria.


Vemos ahí arriba la cima de una montaña y nos imaginamos como seria llegar a ella por un sendero y hasta calculamos el tiempo que podemos tardar en  subirla. Pero pocas veces nos paramos a contemplar la montaña, pocas veces la miramos unos instantes, no vemos delante la impresionante, increíble y bella montaña nacida de la percepción de nuestros sentidos. 

 



La impaciencia rompe el sentido de aventura natural que tiene la vida, la belleza natural de las cosas y va matando poco a poco nuestro proceso natural de aprendizaje, ademas de nublar nuestros sentidos y distorsionar nuestra mente. 


Hemos pasado de vivir el ahora de niños, con el ahora lo quiero de la mayoría de los adultos. Y ese anhelo superficial choca frontalmente con lo que somos. Realmente no necesitamos hacer nada para ser felices, para que nos quieran, ni siquiera necesitamos conseguir un impacto en los demás o en el mundo para autorrealizarnos, ni para ser más ricos, listos o espirituales. 


Lo único requerimos es algo demasiado simple, y ahí radica la dificultad. La vida nos pide que seamos nosotros mismos ya que de esta manera perfecta nos ha creado. Ser uno mismo en su forma más autentica, pero también mas cruda, pura y dura, como lo es una montaña, con todo el misterio que la rodea.


Para poder ser autentico es necesario desprogramarnos, desaprender toda esa basura mental que consumimos cada día, romper toda esa inercia hacia cierto tipo de información residual no deja paso a la novedad y nos reafirma en las creencias y condicionamientos pasados.


En ese principio de exploración más amplia nos damos el beneficio de relajarnos para no ser tan importantes y abrirnos paso a que la vida nos hable a través de lo que ocurre en el momento presente, de estar tranquilos en la medida que podamos frente a todo lo que nos pueda suceder, ya que no podemos controlar todo lo que nos rodea. Lo que sí podemos hacer es encarar cada uno de esos pensamientos de huida, visualizar las respuestas mentales que tenemos al momento y ver las reacciones frente a aquello que nos esta sucediendo. Y todo eso, lo va cambiando todo.


Para la mayoría de personas, empezar a ser responsable de lo que sucede en su interior y dejar de escapar constantemente, es sinónimo de entrar en una especie de estado vegetativo, de no tomar acción y estancarse. Pero es precisamente al contrario. Escapar constantemente a través de las pequeñas o grandes adicciones que todos conocemos y qué se han convertido en normales por nuestra sociedad, rompe en mil pedazos la esencia de la vida. 


La vida es novedad, aventura y riesgo. Nos demanda ser valientes en todo momento, pero el problema es que nos hemos hecho demasiadas ideas como tienen que ser las cosas, las situaciones, las personas, cómo tengo que ser yo en el trabajo, con según que personas, con mi pareja o mi familia. 


Al final, todo me lleva a estar más confuso y vulnerable frente a los retos y problemas diarios. Con el tiempo, o me vuelvo excesivamente perfeccionista y rígido, o por el contrario me vuelvo pasota y todo alrededor de mí se vuelve blando. Todo ello, tristemente, me aleja de lo más importante, de ser yo mismo e ir de la mano con la vida.


Y cuando preparamos todo demasiado, sabemos que nunca acaba pasando nada. Bueno sí, los años y la vida, sin poderla vivir plenamente como habríamos querido o nos gustaría. Y a esto hay que sumarle que no dejamos espacio para el descanso mental, que se manifiesta enseguida en ansiedad y agotamiento físico. No dejamos espacio a qué se pueda presentar lo nuevo y poder respirar del oxígeno de la mente que me va a proporcionar crear y dar respuestas sencillas a lo que necesitamos a cada momento. 


El problema es que me han dicho desde pequeño que tengo que estar seguro y nunca dudar, que tengo que tener muy claro lo que quiero, aunque todo sea incierto y no lo tenga nada claro. Y con el tiempo creo saber aquello que necesito a cada momento, y en ese dialogo interno con mi mente, esta me va planificar la vida y a darme las respuestas pasadas y condicionadas. 


Por eso es importante preguntarse desde el interior que es lo que verdaderamente necesito? un gran currículum o un buen trabajo, una bella pareja, bienes o objetos materiales, entretenimiento, sustancias, tal vez una nueva imagen o marca personal en mi negocio. De verdad es eso lo que necesito, o lo que en realidad sigo es esa vorágine inacabable de buscar más y más. 


Mientras todo va pasando, tal vez deberíamos preguntarnos hacia dónde nos lleva ese escape constante, esa inercia hacia estar constantemente ocupados y distraídos. Preguntarnos de veras si nos satisface plenamente esa escapatoria constante hacia no se sabe donde...


Es esa vida la que queremos en el fondo de nuestro corazón?


Detrás de esa imagen que hemos creado de nosotros mismos y que sustentamos cada día, la del ego, hay algo que siempre está buscando, y que, por tanto, nunca está contento. Detrás de esa búsqueda realmente no hay nada sustancial, solo vacío, mucho vacío y desesperación.


Todas las cosas toman su tiempo y nos exigen paciencia, pero la sociedad nos ha enseñado a dar soluciones rápidas a situaciones complicadas, que nos exigen una reflexión profunda y un cambio interior. Aun así, todo

sigue una inercia al desequilibrio cuando esperamos que las cosas tengan que darse ya, fácil y rápido de consumir, y que no nos exija demasiado. 


Pero eso nunca funciona, porque la vida es profunda y nos pide dar el máximo de nosotros mismo en todos los campos. La vida nos pide eso porque nos ve a imagen y semejanza de ella, poderosa, profunda, salvaje, sin límites, abierta. No se va a contentar con medias tintas, porque nunca estaremos contentos con una vida como esa, superficial y vacía. 


Se necesita atención para ir hacia adentro y darse cuenta que todo ese proceso adictivo de escape se esta manifestando nefastamente en el mundo que tenemos delante nuestro. 


Y ese primer paso de encarar la situación puede hacer daño y no todo el mundo está dispuesto a pasar por ahí. Por eso creemos que es mejor dar un paso atrás y seguir con lo mismo. No obstante, seguir con lo mismo es no avanzar, seguir en la ilusión de lo que ya no existe.


Todo son cambios y pasos hacia delante, tal vez difíciles algunos, muy dolorosos, pero que nos acercan a los demás y a esa parte autentica que compartimos en realidad. Pero probablemente, el mensaje que sigamos escuchando a nuestro alrededor sea que no hace falta pasar por el dolor, que hay algo que estamos haciendo mal. Nos dirán a la mínima de cambio que no hace falta pasar por eso, que hay atajos fáciles. La complacencia de las demás personas que buscan nuestra bien es una venda que nos impide ver con claridad. Todo eso con el tiempo duele aún mucho más...


Aún así, es probable que la mayoría de personas de nuestro alrededor que harán lo posible por mantenernos en ese tipo de vida por que eso los reafirma en la vida de las medias tintas, el de lo relativo, el del depende, el de la opinión y la crítica, el de la exclusión o la expulsión si no cuadras con su tipo. Pero todo eso en realidad da lo mismo...


Tenemos que estar preparados y la mejor preparación es conocerse a uno mismo.


Dar un vistazo a nuestro interior...


Cuando nos vamos conociéndonos a nosotros mismos en profundidad, en realidad poco importa que duela, ya que sabemos que eso es un proceso pasajero. Lo importante es que empiezas a utilizar las herramientas que siempre tenemos a nuestras disposición en nosotros mismos. Poco a poco, vamos teniendo la capacidad de romper con todas esas creencias limitantes, con las ideas e imágenes que van de acuerdo al viejo paradigma que provocan tanto sufrimiento en cada ser humano y en el mundo que nos rodea. Rompes con todo lo que haga falta pase lo que pase, y eso lleva a una inercia confiable y la valentía interior que ya no acepta sobornos ni se deja llevar por chantajes emocionales.


Y cada día en una nueva oportunidad de dejar atrás todas las cargas y sentirse esperanzado con lo que va viniendo, de confiar en la vida, pase lo que pase...


Vivir desde el interior es empezar a sentir desde el propio corazón. 


Conocer nuestro interior es cómo poner la mirada en aquella montaña, tan perdida en su belleza, que no puedes dejar de admirar todo ese milagro del que formas parte.



Y de eso ya no puedes escapar.



Usamos cookies propias y de terceros para el funcionamiento de este sitio web y el analisis de las visitas de los usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Puedes ver más informacion en nuestra pagina de politica de cookies.