#APRENDER A FALLAR


Aprender a fallar


Prueba + error - miedo = aprendizaje perfecto 


Experimentar cualquier cosa sin miedo a equivocarnos es la manera de avanzar en aquello que hacemos pero sobretodo, y lo más importante, perder el miedo a fallar, a decepcionarse continuamente por los resultados o al que dirán. 


La vida es una continuo reto, una elección continua que debemos tomar y son las decisiones que vamos tomando las que nos permiten crecer y adentrarnos en situaciones que no esperábamos y que son las que nos ponen a prueba para dar el máximo de nosotros mismos.


Cuando en la sociedad nos piden lo contrario, tener resultados rápidos y no equivocarnos, acercarnos a ser perfectos, tener una imagen artificial o un curriculum inmaculado, vemos que hay algo que no acaba de cuadrar. Lo mismo sucede cuando nos exigimos demasiado en una relación de pareja, o creamos una imagen que no nos permite relajarnos y ser quien somos. Es entonces cuando vamos perdiendo nuestra esencia, lo que nos hace humanos, únicos y auténticos. 


Cuando identificamos esa individualidad -lo que nos hace únicos y diferentes- sólo con una imagen mental de nosotros mismos, con nuestro carácter psicológico o con nuestro físico, vemos que eso dice muy poco de nosotros y que, en realidad, nada de eso nos hace perfectos.


Y cuando nos vamos adentrando en todos esos conceptos vemos que son irreales y qué, además, no nos permite aceptarnos totalmente, de una manera falible y vulnerable. En esa aceptación se incluyen todos esos altos y bajos de la vida, el dolor y el podernos sentirnos perdidos o desorientados. 


También es aceptar que los demás no nos quieran o nos entiendan, que no les gustemos o nos vean raros. Todos somos una expresión de la diversidad, multiplicidad y riqueza de la vida, pero siempre hay personas que se resisten toda la vida a ello. 


Estas aparentes rarezas que las podemos ver como obstáculos hacia esa imagen que buscamos, en realidad son perfectas en su expresión y nos hacen únicos y diferentes y divertidos. Aceptarse y no esperar nada de nadie supone un descanso increíble. 


Ver también cómo se manifiesta esa aceptación cuando nos relacionamos con cualquier persona es respirar, suspirar desde adentro y al mismo tiempo oxigenar cualquier situación de stress o de conflicto.


Observar los aparentes defectos o fallos en alguien es algo muy bonito, y ver que ella o el es en realidad igual que tú, con sus rasgos diferentes pero sin ser menos o más, sin esperar cambiar nada y al mismo tiempo no fingir ser otra persona.


No existen errores en nuestra naturaleza. Lo que nos ha creado conoce cada uno de los pelos que tenemos en la cabeza. Nos ha creado así exactamente y nos quiere incondicionalmente tal y como somos. Eso significa que nos quiere de verdad. Así que,


"Sólo tenemos que ser nosotros mismos"


Ser uno mismo no tiene que ser fácil debido a las máscaras que hemos superpuesto a quien somos de verdad. Sabido esto, solo queda probar, equivocarse y disfrutar aprendiendo, de esta manera nos vamos conociendo abiertamente en esa parte que no judga, ni critica ni separa. 


Fluir con la vida es moverse sin miedo con esa aparente limitación, pero sobretodo, empezar a enamoramos de nuestros fallos, verlos venir de frente y observarlos detenidamente para ver qué son expresiones que nos hacen humanos y nos acercan a los demás. Nos llevan a aprender abiertamente de todo.


Un buen síntoma de este aprendizaje perfecto es cuando nos reímos más de nosotros mismos, y al fin y al cabo cuando relativizamos más las cosas y nos permitimos disfrutar más de todo.

Usamos cookies propias y de terceros para el funcionamiento de este sitio web y el analisis de las visitas de los usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Puedes ver más informacion en nuestra pagina de politica de cookies.