
#SE PUEDE REALMENTE PARAR EL TIEMPO?
¿Podemos gestionar mejor nuestro tiempo? ¿Dedicar más tiempo a aquello que nos apasiona o estar más tiempo con aquellas personas qué amamos? Que relación tiene pensar en el futuro con la ansiedad? ¿Qué relación tiene pensar en el pasado con la depresión o la tristeza?
En un sentido práctico, es útil poder pensar en pequeñas unidades de tiempo durante nuestra vida diaria y esto nos puede ayudar a ir disminuyendo esta fijación del tiempo conceptual y sobre todo tan a largo plazo. Por ejemplo, los meses suelen estar relacionados con la nómina, el trabajo, el dinero, y los años muy vinculados a la vida del individuo separado.
Cuando vamos dejando de relacionar estos valores de tiempo con los pensamientos, vamos cada vez acercándonos más a este momento, a las acciones que se llevarán a cabo en este día, a esta hora que pasaré trabajando aquí, en este minuto que estoy escuchando alguien, o pararse unos segundos a mirar el cielo ... etc.
Esto nos hace darnos cuenta que sólo existe este momento presente en el que disfrutamos plenamente de todo lo que nos rodea, sin necesariamente dejar de preparar nuestra agenda, solucionar problemas, tener objetivos futuros o proyectar recuerdos pasados.
Tenemos la capacidad real de congelar cada momento, pararnos y preguntarnos a qué queremos dedicar nuestro tiempo. Si, cualquiera de las respuestas que aparecen en nuestra mente, va acompañada de un hormigueo en el estómago o de un brillo en los ojos, entonces ya sabemos a qué dedicar ese tiempo. Solo un pensamiento y no los demás o las circunstancias, nos dará excusas, nos pondrá barreras, y nos dirá que no se puede hacer.
Parar el tiempo no solo es una posibilidad que tenemos entre todas las que ocurren en este momento, es también una cualidad de nuestra propia naturaleza atemporal e infinita, de la conciencia que hay antes, durante y después de cada decisión que tomamos.